Vivimos en el mundo de la imagen y la agroalimentación no escapa a la tiranía de la apariencia. Los productos han de mostrarse perfectos, homogéneos, con un color inmejorable… si presentan cualquier defecto visual no serán aptos para lucir en el lineal de la tienda. Pero qué ocurre cuando el producto no se vende al peso sino que ya está envasado. Es ahí donde se abre un mundo de posibilidades creativas marcadas por la diferenciación y la originalidad llevadas hasta tales extremos que el envoltorio acaba siendo, en ocasiones, muy superior a lo que contiene.
Un informe del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) adelantaba durante la campaña navideña cómo en ocasiones especiales las tendencias en embalaje para alimentación y hortalizas giran hacia la innovación. Empresas del sector hortofrutícola invierten durante campañas especiales para ofrecer sus frutas y hortalizas en un embalaje especial. Se trata de una tendencia que empezó hace algunos años, los embalajes van destinados a los clientes mayoristas y están preparados para el mercado detallista o ‘retail’. Los embalajes van generalmente preparados en diferentes idiomas. Según los comerciantes estos embalajes siguen garantizando un aumento de las ventas. El consumidor está dispuesto a pagar un precio más elevado si con ello consigue un producto considerado ‘premium’ sólo por su packaging de diseño.
Es un hecho que el envase y embalaje suponen una tarjeta de visita y general una primera impresión en el consumidor. En casos como los de comercio virtual pueden marcar una ventaja diferencial frente a la competencia. Pero mejor vemos algunos ejemplos que ilustren lo que decimos.
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